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A lo largo de su vida viaja a
varios sitios en el mundo como China,
India, Rusia, Egipto, Grecia y toda Eu-
ropa, pero especialmente a Cuba, don-
de germina una gran amistad con Fidel
Castro, al que pintó varios retratos.
Aunque nunca se afilia a partido
político alguno, siempre milita en las
causas de solidaridad con los pueblos
oprimidos, en la lucha por la inte-
gración latinoamericana, contra las dic-
taduras, contra los abusos y agre-
siones de los países poderosos e im-
perialistas.
En 1961 empieza su segunda
serie “La Edad de la Ira”, con la cual
quería mostrar los lugares y hechos
que se convirtieron en mataderos de la
humanidad durante el siglo XX, como
fueron los campos de concentración
nazis, la guerra civil española, las dic-
taduras en América Latina, las bombas
de Hiroshima y Nagasaki, las invasio-
nes a Playa Girón en Cuba, entre
otros. Esta serie, decía, quedará inevi-
tablemente inconclusa, puesto que es
parte de un proceso histórico todavía
en marcha.
En 1976 crea junto con sus hijos
la Fundación Guayasamín, y a través
de ella dona al Ecuador todo su patri-
monio artístico, con el que organiza
tres museos: Arte Precolombino (más
de 2.000 piezas), Arte Colonial (más
de 500 piezas) y Arte Contemporáneo
(con más de 250 obras). En este último
se exhiben los cuadros pertenecientes
a la Edad de la Ira, la cual fue donada
en su totalidad para evitar que se
dividiera, como pasó con Huacayñán.
A partir de los años 80 empieza
una nueva serie: “Mientras Viva Siem-
pre te Recuerdo”, también conocida
como “La Edad de la Ternura” o sim-
plemente “La Ternura”, en homenaje a
su madre, la cual da un giro esencial a
los trabajos de Guayasamín. Es una
declaración de amor a su madre, quien
lo apoyó desde el principio a ser pintor,
un “homenaje a la mujer de la tierra,
una defensa de la vida, la defensa de
los Derechos Humanos”.