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solución se quiebra y asistimos al
desencadenamiento psicótico.
Otra cuestión que pudimos a-
prender es que lo que llamamos nues-
tro cuerpo no se agota en la dimensión
del organismo. Freud lo pone en evide-
ncia al estudiar las parálisis histéricas.
Lo que se paraliza allí no sigue la vía
anatómica sino que lo que se paraliza
es la idea popular de lo que se llama
brazo, por ejemplo. Hay un cuerpo he-
cho de palabras.
También la imagen corporal se
forma en determinado momento llama-
do estadío del espejo. Cuando el bebé,
desde su desamparo orgánico, se i-
dentifica con su imagen corporal com-
pleta, unificada, en el espejo logrando
entonces cierto dominio de su motri-
cidad. Entonces, la imagen corporal se
conforma identificándose con la ima-
gen en el espejo. Por lo tanto, nuestra
imagen implica para nosotros cierta al-
teridad y extrañeza. A veces, querien-
do alcanzar esa completud de la ima-
gen, se recurre a la cirugía estética en
un circuito interminable. Y como Narci-
so, se ahogan tratando de alcanzar su
propio reflejo en el agua. Así le pasa a
la protagonista de "El tiempo", del dire-
ctor koreano Kim Ki Duk, quien se ope-
ra una y otra vez su rostro para no a-
burrir a su novio, terminando sin reco-
nocerse ni ella ni él.
Vemos entonces que la relación
al cuerpo no es sencilla en el ser hu-
mano.
El cuerpo en la actualidad
Freud, en "El malestar en la cul-
tura", ubica que hay tres fuentes de su-
frimiento en el ser humano: la naturale-
za, el lazo con los otros y el cuerpo. El
cuerpo, entonces, como fuente de su-
frimiento. ¿Qué hace la cultura con es-
tas fuentes de sufrimiento? La cultura
intenta eliminar lo que conlleva el sufri-
miento.
Paula Sibilia ubica que la base
filosófica actual de la la tecnociencia
es la tradición fáustica. Hace alusión a
Fausto, quien hace un pacto con el
diablo a cambio de conocer los máxi-
mos placeres de la vida y recuperar su
juventud. Implica una unión de la tec-
nociencia con el capitalismo e intenta
superar las limitaciones materiales del
cuerpo humano. En este sentido, Sibi-
lia habla del hombre postorgánico. Se
intenta superar el límite del tiempo de
existencia, superar la muerte. Los pro-
yectos de bioinformática intentan simu-
lar la vida mental de una persona en
una computadora, para que más allá
de la muerte orgánica se siga exis-
tiendo como una mente. También se
intenta superar la limitación espacial, y
así la presencia virtual prescinde de la
materialidad orgánica. El modelo de
cuerpo humano que Sibilia desprende
de esta tradición es el de un sistema
informático que puede y debe ser mo-
dificado en su código (ADN) con los
parámetros que rige el mercado.
En la película “Her” podemos
ver esta tendencia. Se trata de una pe-
lícula futurista. La gente establece rela-
ciones románticas con programas de
computación. A partir de un cuestiona-
rio personalizado se crea una compa-
ñero virtual ideal para cada uno. Se
manifiesta mediante una voz con la
que la gente conversa. La película nos
muestra la relación amorosa que enta-
bla un hombre con un sistema opera-
tivo. Sin el cuerpo del otro en juego,
excepto su sensual voz femenina, todo
parece funcionar perfectamente en
principio… Sin embargo, la película
nos muestra que el malestar es inevita-
ble. Estos sistemas operativos son jus-
tamente ADN informáticos que van
mutando y perfeccionándose continua-