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su cuerpo, no es lo material, la carne,
si no la
representación
que se tenga
de él. Esto nos remite a las deforma-
ciones perceptivas, como las que se
observan en los casos de anorexia,
que hoy tendremos oportunidad de
escuchar.
También sabemos que el cuer-
po es la sede del SÍNTOMA, que se
puede manifestar como angustia, por
ejemplo.
De acuerdo a la óptica que uno
tenga, se puede considerar al síntoma
como algo a suprimir o como algo a
descifrar, como un mensaje donde se
aúnan significante y goce.
Ahora, ¿cómo puede verse a-
fectado este cuerpo?
1- por la CONVERSIÓN HISTÉ-
RICA:
La conversión es un síntoma
que afecta al cuerpo pero que es sus-
ceptible de un desciframiento incons-
ciente, con su consecuente modifica-
ción por medio de la palabra.
Los síntomas histéricos – como
todos los síntomas neuróticos en gene-
ral – son un intento de defensa en una
situación que no se sabe cómo resol-
ver.
Freud nos indica que la libido
desligada de la representación reprimi-
da (representación: concepto mental)
se transforma en energía de inerva-
ción. Destaca su significación simbóli-
ca, ya que son estas representaciones
reprimidas las que se expresan a tra-
vés del cuerpo. Esta representación
sería una máscara o pantalla frente a
lo sexual.
Se reprime la representación y
el afecto inerva el cuerpo; hay una
transformación de energía psíquica en
energía somática.
Ejemplos: parálisis (sin anoma-
lías en nervios ni músculos); ceguera
(sin lesión de ojo ni de los componen-
tes nerviosos del sistema óptico), entre
otros.
2- por la HIPOCONDRÍA:
Freud considera que tiene las
mismas manifestaciones corporales de
una enfermedad orgánica, por las sen-
saciones penosas y dolorosas que la
caracterizan.
Sin fundamentos, el paciente
cree que padece alguna enfermedad
grave. La característica más importan-
te de la hipocondría, es la preocupa-
ción o miedo a padecer, o la con-
vicción de tener, una enfermedad gra-
ve, a partir de una interpretación del
personal de alguna sensación corporal
u otro signo que aparezca en su cuer-
po. Por ejemplo, toses, heridas peque-
ñas, mareos, cefaleas, lunares.
La diferencia con la enfermedad
orgánica, es que ésta tiene su funda-
mento en alteraciones comprobables y
la hipocondría, no.
También Freud hace referencia
a que la
enfermedad orgánica
pro-
duce una particular distribución de la
libido y pone como ejemplo al "poeta
del dolor de muelas", donde expresa al
respecto: "concentrándose está su
alma en el estrecho hoyo de su molar".
O sea, que pierde su interés por el
mundo exterior y se concentra en su
dolor, concentra su libido sobre el ór-
gano que lo aqueja. Tal es así, que la
persona en esas circunstancias, deja
de amar.