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C
uerpo”, proveniente del la-
tín, es aquello que tiene una extensión
limitada, que es perceptible por los
sentidos. También se refiere al conjun-
to de sistemas orgánicos que constitu-
yen un ser vivo. A partir del nacimiento
de la humanidad, un orden nuevo se
introduce en el mundo: el ser humano,
sería el más débil y frágil entre todas
las especies animales. Freud describe
como un “estado de menesterosidad y
desamparo” el que presenta el recién
nacido.
Podemos preguntarnos qué es
lo que hace que se genere un psiquis-
mo en el ser humano, tal como en una
computadora se instalan programas.
¿Qué es ese nuevo cuerpo que es el
comienzo de lo que somos? ¿Qué ha
acontecido para formarnos de esta ma-
nera y no de otra?
¿El cuerpo que tenemos es en
realidad el que queremos? ¿Lo senti-
mos nuestro? ¿O nos encontramos en-
cerrados en él, y en muchos casos no
sabemos o podemos salir del mismo?
Tal vez por estas causas -para poder
apropiarnos de él y tener un cuerpo
propio, diferente a todos los otros-
hacemos hasta lo imposible y, por e-
jemplo, nos tatuamos, nos perforamos,
nos agregamos o nos quitamos sus-
tancias, cambiamos el color de ojos,
del pelo, de la piel… Todo para ser
distintos.
El cuerpo en psicoanálisis
Como dijimos, hablar de cuerpo
no es fácil y menos acerca del propio,
al que sometemos constantemente a
cambios debidos a lo que se impone
desde un exterior, con su propuesta de
consumo. Bastaría con repasar lo que
hacemos de nuestro cuerpo con tal de
apropiarnos de él, pero lo dejaremos
para otro momento.
Sabemos que la constitución del
Yo es solidaria con la constitución del
cuerpo. Desplegaremos los tres Yo
que describe Freud y que están desa-
rrollados en grados crecientes de com-
plejización de la estructura y sus fun-
ciones.
Si partimos de la lógica de que
hay un primer momento en que se
constituye un Yo al que podemos refe-
rirnos como un Yo Real, es cuando se
puede empezar a discriminar un exte-
rior-interior, es decir, endógeno-exóge-
no, en donde lo somático no interviene
de ninguna forma. A este tiempo le
sigue otro, el segundo, en el que los
estímulos endógenos que son privile-
giados anteriormente, se ligan con
otros puntos aislados en la periferia
exterior del cuerpo. Luego, en un ter-