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quería estar con ella demasiadas ve-

ces, aún cuando él era cariñoso, ella

no se sentía bien. Le repudiaba tanto

sexo. Cuando se casó, ni siquiera sa-

bía cómo se hacían los niños, sólo fue

en el momento en el que tuvo a su pri-

mera hija, no entendía muy bien esto.

El sexo no es para ella. Él no la com-

prende.

Querría un hombre, su compa-

ñía, no importa que no tuvieran rela-

ciones sexuales, solo necesita su pre-

sencia, tomar un café, salir a cenar,

conversar acerca de la vida. Su

esposo ni siquiera quiere hablar de sus

hijas. Él le dijo “yo hablo con mis hijas

no de mis hijas con vos”. Ese tema ya

no se habla en casa. No sabe por qué

se casó con él, no estaba enamorada.

Tal vez él se sentía solo como ella.

A su hija mayor la perdió, ese es

su verdadero sufrimiento. Es un puñal

en el pecho. Siempre fue una malcria-

da, “me dice que estoy enferma, que

estoy loca, pero no se da cuenta de

que ella también está mal”. El proble-

ma fue que desde pequeña su hija le

decía de todo, y el padre nunca le pu-

so un límite. No responde a sus llama-

das telefónicas, no le habla, siente que

la odia. Cuando su hija era chica ella

no sabía cómo jugarle.

Tiene dos hermanos, ambos

psiquiatras, que no le hablan, tampoco

responden a sus llamados. “Tienen ín-

fulas de ser psiquiatras, se creen los

importantes”. “Mi hermano me dijo que

la relación conmigo no le convenía. No

entiendo cómo puede decirme esto,

como si fuera una relación comercial”.

En general, la comunicación con

su familia -en este momento- se basa

en los mensajes que M les deja en el

buzón, sin ser respondidos la mayoría

de las veces.

Necesita una mamá, sostiene.

No sabe por qué, solo sabe que tiene

dolor en el alma

, que por más trata-

miento médico y psicológico, ese dolor

no ha podido desaparecer. Expresa:

Las palabras no cubren el vacío de las

cosas”.

Sin embargo, ya no quiere se-

guir repitiendo la historia que ha con-

tado miles de veces a los psicólogos,

psiquiatras, de todas las orientaciones,

los conoce bien: humanistas, biologi-

cistas, ambientalistas, estructuralistas,

freudianos, kleinianos, lacanianos. 40

años hablando sin escuchar a los de-

más. Hablando siempre de papá y ma-

má.

Ella es la vida, quiere vivir, quie-

re liberarse, llegó el día de la liberación

femenina. No tiene por qué hacer lo

que dice su marido, ni su psiquiatra.

Ahora quiere ser una

mujer

, aquella

que nunca ha sido. Siempre se ha sen-

tido como una niña. Quiere irse de

Buenos Aires, quiere ir a Suecia.

I. II. De su invención

1

En M hay dos aspectos que, en

la actualidad, lleva a cabo, que tienen

valor para sí y le permiten armar algo

para llegar al otro.

Uno de estos es ayudar a los

demás. Hacer colectas, algo que siem-

pre ha hecho, incluso de joven. En es-

te momento recolecta ropa para los

chicos de un hospital público, así como

también dinero y ropa para ancianos

de un hogar geriátrico. Es algo que la

mantiene “activa”, sino estaría “echada

en la cama, con depresión”. No sabe

qué va a hacer cuando termine la co-

1

Miller se refiere a la invención psicótica, como aquello que el

psicótico logra inventar con lo que no hay. Cómo apela a los recursos

que tiene o no para suplir la forclusión del Nombre del Padre, y

obtener algún tipo de anudamiento que lo ayude a estabilizar 2007.