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go con una tía y con su hermano
varios años mayor que ella. Con am-
bos fue sometida a situaciones de
maltrato. Inmaduro y de “pocas pala-
bras”, el hermano tomaba como presa
del odio a Belén. Estas “marcas” se hi-
cieron carne de un goce mortífero que
sellaba el obstinado y fatídico retorno
de ese más allá.
En la escuela, al registrar las
huellas del maltrato, se hace intervenir
a la Dirección de Infancia, judicial-
zando el caso. Es en ese momento
que Belén es derivada a un hogar de
niñas, lugar en el que vive cuando la
recibo en el hospital.
Al momento de la consulta, ya
está medicada con antidepresivos y
antipsicóticos en altas dosis.
Belén tenía muy mala relación
con las convivientes, pares y autorida-
des del hogar. Gritaba, peleaba, llora-
ba y rompía cosas. Tenía enuresis
diurna y nocturna. Generaba rechazo,
la degradaban y se burlaban de ella.
Esto incrementaba aún más sus eno-
jos. En el hogar, frecuentemente en-
contraban ropa interior que ella escon-
día en rincones de su habitación. Solía
negar su responsabilidad cuando se la
interrogaba al respecto.
Se presenta:
“Si me buscás, me
encontrás… no quiero que me digan
nada… tengo incontinencia, se me es-
capa el pis y no me doy cuenta”.
Asumo el desafío de buscarla,
aun cuando en el mapa era difícil si-
tuarse. Se hacía necesario dibujar la
ruta.
Me cuenta acerca de su padre.
El fallecimiento y el cáncer. Dice de él:
“un boludo y un gran fumador
,
mentiro-
so y rapidito”.
Una familia estuvo a punto de
adoptarla pero, al conocerla, desis-
tieron. Belén dice:
“soy grande para
que me adopten, a esta edad ya no
nos quieren”.
El hogar intenta revincu-
lar a Belén con su hermano y la fa-
milia. Hay un precepto por el cual pa-
reciera que si hay familia, hay lazo,
hay afecto, hay amor, etc., pero en el
caso de Belén esos encuentros eran
“campos de batalla”. Allí estaba desa-
lojada.
2. Transferencia. Continencia
En el
Seminario Los cuatro con-
ceptos fundamentales del psicoanáli-
sis
, la transferencia queda separada
de la mera ilusión. No se trata de com-
pletud, sino que pone en juego algo del
orden de la causa. Lacan dice que es
una presencia como objeto que tiene
una relación con ese lugar del Otro
como Otro simbólico, que para el suje-
to va a ser referencia fundante.
El tratamiento se inicia con bas-
tante discontinuidad. Se queda dormi-
da o llega tarde. Su aspecto es descui-
dado. Expresión dura, enojo. Dice que
no quiere venir, que nadie la entiende,
ni la puede ayudar. No tiene ganas de
contarle los problemas a nadie. Se le
dice que no está obligada a contar lo
que no quiera, pero es claro que para
la analista entró en la cuenta.
Se hace entrar la legalidad de
ciertas condiciones bajo las cuales
puede tener su sesión -horarios,
días…-, y de esta manera, Belén co-
mienza a regularizar su presencia.
Belén asiste a un taller de arte-
sanías. Descubro su sensibilidad por el
arte, lo que posibilita armar un lazo
fuerte en la transferencia y se abre un
período en el que hablamos de expo-
siciones y muestras de arte, o le cuen-
to acerca de museos que conozco. Las
sesiones van cambiando de color, em-